CRÓNICAS IRRESOLUTAS (VI)


YA NO PUEDO MÁS

Así, como quien no quiere la cosa, la concha se me resquebrajó que, dicho sea de paso, me parece una palabra muchísimo más fea que añicos; porque añicos tiene ese no sé qué de inocua, de infantil, de tontuela y tierna... Porque imagínense que le preguntan: ¿cómo quieres que te quede la concha, resquebrajada o hecha añicos? Pues si no nos paramos a pensar detenidamente diremos que hecha añicos, porque resquebrajada es una palabra que, la verdad, da miedo...

De nada sirvió la miel que me untó mi amiga Dilema, y digo amiga, porque es la costumbre que tengo de llamarla así, no vayan a creer, ya que amigas, lo que se entiende por amigas, no tengo ni una, ni media... Aunque ahora tengo dos nuevas vecinas de páramo, que hace poco se instalaron en los dominios vacíos que dejaron las hermanas Incertidumbre. Una se llama Problema, y la otra, Conflicto, y si quieren que les diga la verdad, esos nombres me dan no sé qué, así como miedo, pero vete tú a saber si no son dos buenas jiracoleonas, porque yo todavía no las conozco, y no está bien tener ideas preconcebidas, que fue lo primero que me enseñó mi madre, aunque de poco me ha servido, la verdad...

De hecho, ahora mismo, vienen arrastrándose por el camino de sauces Problema y Conflicto para, seguro, presentarse como nuevas vecinas; y yo no estoy para problemas ni conflictos. Pero les voy a dar una oportunidad, en honor a mi madre:

-¡Hola-holaaaaa! -me saludan las dos a la vez.

-¿Qué las trae por aquí? -pregunto amablemente.

-Somos nuevas y nos hemos enterado de lo de tu concha -dice una.

-Sí, y veníamos a ver quien era la que había roto todas las estadísticas -dice la otra, mientras yo decido, contra todo pronóstico, hacerlas pasar, e invitarles una taza de hierba luisa envenenada.

(continuará...)

No hay comentarios: