Aquel día Elea caminaba levantando los pies más de lo normal. Iba cogida de mi brazo y el peso de mi cuerpo la retenía en tierra firme, como un áncora.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hace tiempo que os estaba esperando. Entrad y poneos cómodos, yo encenderé las lámparas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario